Educación hídrica

Educar es introducir a la realidad total,  cuando total significa el desarrollo de todas las estructuras de un individuo hasta su realización integral y al mismo tiempo la afirmación de todas las posibilidades de conexión activa de esas estructuras con la realidad.

La educación hídrica es la capacidad de introducir a un niño, a un joven, a un adulto o a una comunidad a la comprensión del ciclo del agua en su tierra, entendiendo todas las conexiones que el sujeto tiene con el agua.

La educación hídrica no es por lo tanto o al menos en exclusiva una forma de transmitir la necesidad de ahorrar o no contaminar el agua. Es más, es ayudar al educando a comprender el asombroso «milagro del agua», y su relación con él. Es ayudarle a asombrarse al descubrir un río como ecosistema y la cuenca hidrográfica como el lugar de la vida de ese río y, por lo tanto, ayudarle a admirarse por su existencia con sus increíbles detalles, a comprender su responsabilidad por su cuidado, a aprender las técnicas que podrán posibilitar su cuidado integral, un cuidado recíproco entre el río y quien vive o puede vivir de él y aún no lo sabe plenamente.

Foto: Paula Martínez de Anguita

La infancia y el agua

El cuidado del agua es un tema ausente en la educación en muchos países. Esta página pretende dar los recursos necesarios para facilitar el tránsito a una educación hídrica en varios niveles:

A NIVEL DE EDUCACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA.  Los ríos de muchos países en desarrollo no son cuidados por las comunidades que viven cerca de ellos porque en gran medida los desconocen, son casi como vertederos para ellas.  “Una adecuada educación escolar fluvial, especialmente en las zonas rurales, puede convertirse en una herramienta eficaz en el abastecimiento de aguas sanas, en el cuidado de los ríos y sus cuencas, y en la lucha contra las enfermedades diarreicas y a la prevención de daños tras los huracanes. El manual adjunto puede ser una base por ejemplo para la educación primaria. En secundaria se pueden tratar múltiples temas de enfermedades diarreicas o abastecimientos de aguas. Lo importante en esta segunda fase es la capacidad que pueden tener los alumnos en medir parámetros del agua.

A NIVEL DE EDUCACIÓN INFORMAL COMUNITARIA. Las comunidades son las que viven cerca de sus nacientes, las que pueden cambiar la situación tomando protagonismo en el cuidado de los ríos. En este sentido el caso de la República Dominicana en la que se ha organizado una red de “vigilantes del agua” con la participación de cientos de comunidades está permitiendo controlar la calidad del agua a un nivel que es absolutamente imposible para el sector público y los sistemas de acueductos.

Las sinergias de la educación primaria, secundaria (con énfasis en la educación en el medio rural) , comunitaria, todo ello unido a la creación del grado en recursos hídricos podrían revertir la situación hídrica actual de muchos países en desarrollo generando un escenario más seguro y con mejor abastecimiento y sobre todo de calidad ambiental de las aguas del país y del cuidado local de sus ríos.

Cuidar el agua, cuidar la infancia

La buena gestión de las cuencas hidrográficas y de las nacientes es esencial para el abastecimiento de agua. En Latinoamérica, a pesar de su gran riqueza hidrológica, el abastecimiento de agua en cantidad y calidad adecuadas no siempre está garantizado. En muchos países, la calidad parece una batalla perdida. Se da por hecho que ríos y arroyos están contaminados prácticamente desde su origen. Según el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) de Guatemala, más del 90% de las fuentes de agua tienen contaminación bacteriológica y residuos fecales que provocan enfermedades diarreicas. Cerca de la mitad de la población guatemalteca no tiene servicio de agua en su vivienda; de la otra mitad, más del 60% no aplica ningún tratamiento al agua para beber. Y aunque el agua esté entubada, no siempre es potable. De los 18.800 sistemas de suministro de agua muestreados por el Programa de Vigilancia del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en 2008 de Guatemala, más del 50% no contenía niveles adecuados de cloro, y más de una cuarta parte presentó contaminación bacteriológica. Esta contaminación es la causa principal de mortandad infantil en el mundo. Aunque estas muertes se redujeran en un tercio entre 2005 y 2015, las tasas de mortalidad siguen siendo las más altas en los países más pobres del mundo. La diarrea mata a casi 400.000 niños menores de 5 años cada año en todo el mundo (más de mil diarios). Hay más de 200 millones de casos de diarrea no fatales por año en todo el mundo… las enfermedades diarreicas representan una de cada nueve muertes infantiles en el mundo, además del impacto perjudicial que pueden ejercer en el crecimiento infantil y su desarrollo cognitivo[1].


[1] Hay mayor cantidad de muertes en niñas menores de 5 años (9,02%) que en niños de la misma edad (8,84%). Para los niños con VIH, la diarrea es aún más mortal; la tasa de mortalidad de estos niños es 11 veces más alta que la de niños sin VIH. Además, la carga de la diarrea en adultos mayores de 70 años requiere atención.

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